Un frío día de invierno

19.04.2018

El tiempo empeora y el ruido de la lluvia entra en mi cabeza.

Miro a mi alrededor y ya no queda nada, únicamente soledad, aunque la casa no esté vacía.      ¿Por qué me siento tan solo si estoy acompañado? ¿Por qué huimos y tememos la soledad?

Intento empezar la mañana de forma positiva pero no consigo controlar mis pensamientos y estos me persiguen...¿por qué nos es tan difícil controlarlos? ¿ego o amor? ¿creer o descontrol?

Preguntas, preguntas y más preguntas sin una respuesta clara...resoplo. No es una buena forma de empezar el fin de semana.

Enciendo el teléfono móvil. 55 whatsaps...ninguno dice nada salvo para el que lo escribe, ¿por qué nos gusta alardear tanto de nuestro día a día? ¿por qué tenemos que contar todo lo que hacemos y en cualquier momento? ¿realmente ganamos algo enseñándoselo a la gente, sea conocida o desconocida?

Otra vez más preguntas sin respuesta...y por una vez intento responderlas.

Aferrarnos a algo y alguien por no sentirnos solos, demostrar que somos capaces de hacer cosas sin necesidad de estar sólos pero a su vez haciéndoselo saber a los demás...soledad, que buena compañera para unos y que mala compañera para otros.

Debemos ser conscientes que la soledad acompañada lo único que hace es destruirnos poco a poco. Huir y empezar a disfrutar de la vida es la mejor solución.

El frío de la calle sacude de nuevo mi interior. Me reclaman y pese a todo, me vuelvo a sentir vacío por dentro.

Algo está pasando, algo que no soy capaz de ver, algo que puede que cambie mi vida, en definitiva, cambios, cambios y más cambios. ¿Por qué nos dan tanto miedo? Nos aferramos a nuestra zona de confort pese a saber que es un error y que nos equivocamos...otra vez soledad y miedo van íntimamente ligados.

Respiro profundamente. Intento mantenerme sereno, disfrutar de esta zona de confort que tantas veces me echan en cara, pero en el fondo, se que es hora de un cambio. No se cual, ni se como, ni se porque, ni se donde, pero la hora ha llegado.

Cierro los ojos y empiezo a pensar en mí. En el tiempo desaprovechado todo este tiempo, y no digo perdido, porque la vida siempre nos da una lección para aprender, y sino la aprendes te la vuelve a repetir. Me doy cuenta que en mi caso, la vida ya ha repetido esta lección hasta en tres ocasiones. Que sabia es...es el momento de combatir la soledad y ver la nueva oportunidad que me está brindando.

Sonrío por primera vez en mucho tiempo y voy a despertarla por última vez con un beso. Un beso sincero y sin sentimiento. Un beso que sabe a soledad y a la vez a cercanía, cercanía interior.

Ser feliz. Simplemente la vida se resume en eso. Todo lo demás llegará sólo... 

© 2018 Endika García García. Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar