La soledad abandonada

21.04.2018

Llegar a casa y sentir la casa helada pero a la vez muy cálida.

El frío de la soledad pero a la vez el calor de toda la gente que te quiere y que ha pasado por estas cuatro paredes, bueno en este caso, veintidós.

Y miro de nuevo a mi alrededor y sigo viendo la casa vacía, pero esta vez siento el calor de muchas personas, muchísimas...Y me siento agradecido y en paz. Antes llegaba a pensar que en ese aspecto, tenía mas de lo que me merecía pero no, si algo tienes en tu vida y no se ha ido, es simplemente porque te pertenece. No puedes luchar por aquello que se ha ido y quiere irse ( ¿de qué sirve ya? ), simplemente mirarte en un espejo y ver todo lo positivo que hay en tí, que es mucho y dar las gracias. Porque sin agradecimiento, no hay felicidad.

Alguien me dijo una vez; tienes lo que te mereces, la vida siempre te da simplemente lo que necesitas, no aquello que quieres

Nunca he sido capaz de mirar mas allá de la soledad, nunca he sido capaz de enfrentarme a ella, mirarla cara a cara y decirla que valgo mucho más que sus siete letras.

¿Miedo de infancia? ¿Miedo a estar sólo? ¿O simplemente cosas que vemos desde niño y van construyendo nuestro subconsciente? Nunca antes lo había pensado. Nunca antes podía pensar que nuestra forma de ser es debida a todo lo que hemos vivido, simplemente, cuando no eramos conscientes de la vida misma.

Oigo voces, pero no me dicen que hacer, me dicen que estoy haciendo. Unas veces me animan a seguir y otras me preguntan si estoy yendo por el camino deseado.

Cuánto tiempo perdido para unos, y cuántas lecciones aprendidas para otros, porque si en ocasiones no hemos sido capaces de aprender algo es porque no estábamos realmente preparados para aprenderlo.

Paseo tranquilamente por la habitación mientras escribo estas líneas. 

Los rayos de sol inundan cualquier espacio de mi rincón y sonrío porque ya no veo a soledad por ningún lado, pese a que la casa está completamente vacía y es algo que jamás podía haber imaginado. Sentirme acompañado y sentirme sólo y simplemente con un cambio de palabras, consigo sentirme sólo y la vez acompañado. Que sabio es el tiempo y que bien le gusta jugar sus cartas.

A menudo estamos más asustado que heridos, y sufrimos más en nuestra imaginación que en la realidad  

Antes no me fiaba de soledad, pero ahora soy capaz de mirarla cara a cara y decirla que sólo ha tardado treinta años en hacerme suya y que tal vez su interés era algo superficial, pero en cambio, el mío era algo personal.

La doy la mano y la digo que me acompañe por este viaje maravilloso, que no se arrepentirá, que me ayudará a conseguir cosas increíbles, que será una parte de mi siempre y que jamás la dejaré de lado. Que pese a todas las personas que pasen por mi vida, ella será siempre la primera y que siempre ocupará una parte en mi corazón, pasen los años que pasen.

Y por más que agotes mi paciencia, siempre serás la gota que calmó mi daño.


© 2018 Endika García García. Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar